Millones de personas en este precioso y abundante planeta viven agobiados por las preocupaciones; están preocupados porque están desempleados y leen en los diarios que escasea la oferta de trabajo; están preocupados porque ya tienen cierta edad y aún no han formado una familia; están preocupados porque sienten que han llegado a un techo de posibilidades en sus empleos; se preocupan porque su salud desmejora día a día; están preocupados porque sus ingresos ya no les alcanzan para salir de vacaciones al exterior o para darse ciertos lujos.
Lo cierto es que la lista sigue infinitamente.
¿Para qué sirve preocuparse?
La preocupación no aborda la solución del problema sino el miedo al fracaso, el miedo a que las cosas no salgan bien. Cuando nos preocupamos bloqueamos, estancamos y no permitimos que las cosas fluyan correctamente porque estamos trabajando en base al miedo, al estrés, a la inseguridad y nuestra mente esta fija en todas las imágenes que implican atrasos, complicaciones, fracaso, etc. La preocupación no sirve para solucionar un problema, más bien re-crea el problema, porque la mayoría de las preocupaciones no se basan en la realidad, se basan en suposiciones que no sabemos si ocurrirán, pero que tratamos como «hechos».
«La preocupación nos absorbe tiempo y energía que le restamos a la construcción real de proyectos o soluciones».
¿Qué te preocupa?
Investigando en el asunto, descubrí que Expertos en desarrollo humano hicieron una encuesta respecto a las preocupaciones que dice tener la mayoría de la gente, obteniendo los siguientes resultados:
– El 40% de nuestras preocupaciones nunca ocurrirán, ya que la ansiedad es un producto de una mente cansada.
– El 30% conciernen a decisiones pasadas que ya no pueden ser alteradas
– Un 12% se centra en críticas, principalmente falsas, hechas por personas que se sienten inferiores.
– 10% conciernen a nuestra salud, que empeora mientras nos preocupamos.
– Y tan solo un 8% pueden ser consideradas como «preocupaciones legítimas» que pueden ser afrontadas una vez que hemos eliminado las preocupaciones superfluas.
La energía es como el dinero, hay que saberla invertir para crecer…
¿En que inviertes tu energía?…¿en «Pre-ocuparte» ó en «Ocuparte»?
¡Abrazos al Corazón!
Alex Vales – Facilitador de Talleres Conversacionales en las Organizaciones.