Cada día me asombro más y más por la cantidad de personas que literalmente «detienen» sus vidas porque no consiguen empleo y culpan al país, los políticos y las empresas por la falta del mismo. Que no haya empleo no significa que no podamos trabajar, ganar dinero y contribuir con la comunidad. Quejarnos y aislarnos no soluciona nada.
El trabajo es la medida o representación del esfuerzo físico o mental que el hombre realiza sobre les medios de producción para generar riquezas, para producir bienes y prestar servicios.
El empleo, en cambio, se refiere a la tasa de población ocupada, a la parte de la población que realiza un trabajo «remunerado».
La diferencia, básicamente, consiste en que el trabajo es la actividad económica que una persona realiza, y el empleo, es esa misma actividad pero remunerada, es decir, a cambio de un salario o sueldo.
La tecnología, la técnica y la nueva maquinaria, la mayoria de las veces permiten realizar un mejor trabajo que el que aportaría la mano de obra de un empleado. Las computadoras piensan más rápido y las máquinas son más precisas que el ser humano. Si sumamos esto a las crisis económicas periódicas, resulta muy predecible que tendremos escasez de empleos. Pero ¿falta trabajo? En mi opinión, es verdad que falta empleo, tan cierto como que «sobra trabajo» para hacer.
Hacer depender nuestra capacidad de trabajo y nuestra creatividad de un sueldo, sobre todo en épocas de crisis, es arriesgado y puede hundirnos en una profunda depresión y falta de sentido, además de dejarnos sin dinero para vivir.
Existen otras formas de remuneración y que por consiguiente convierten el trabajo en auto-empleo, como es el caso de las personas que trabajan por su propia cuenta, es decir que obtienen un dividendo o utilidad fruto de su trabajo.
Hay miles de cosas que podemos hacer de utilidad para los demás y cobrar por ello. Sólo hay que animarse, dejar atrás la duda, el miedo o la desesperación y pensar en nuetros talentos y aptitudes.
Por último, si creemos que no somos buenos para hacer algo o simplemente no queremos hacerlo, existen cientos de empresas de venta directa o multinivel que nos ofrecen sus productos de primera calidad para venderlos al mercado y obtener un beneficio económico por ello.
Resignarnos a estar desempleados y culpar a otros por ello, es tal vez la mejor excusa que tenemos para justificar nuestra comodidad y quedarnos en la zona de confort.
¡Abrazos al corazón!
Alex Vales – Facilitador de Talleres Conversacionales en las Organizaciones.
Excelente. Comparto tu opinión. Hay mucho para hacer… hacer aquello que nos produce placer tiene «doble paga».
Un abrazo.
Ale Abalos