¡Hola amigos! Investigando sobre la SINCERIDAD, encontré esta historia real que me pareció muy ilustrativa acerca del tema y aquí lo comparto con ustedes.
En la antigua Roma se impuso la moda de adornar las casas con estatuas de BRONCE. El trabajo de esculpir era delicado y los buenos trabajos llevaban mucho tiempo y por lo general su precio era muy elevado.
La escasez de dicho metal y la creciente demanda llevó a escultores poco sobresalientes a realizar estatuas en menor tiempo y a menor valor, optando por mezclar metales y engañar a los compradores. En la fundición, las estatuas quedaban con desperfectos y porosidades por no ser de puro BRONCE. Resolvieron rellenar las grietas con CERA. Las esculturas quedaban lisas y brillantes, pero al exponerlas al sol, se derretía la cera mostrando sus imperfecciones y generando enojo y desconfianza en los compradores más exigentes que valoraban más la calidad que el precio.
Este hecho obligó a los buenos escultores a tener que aclarar en una placa al pie de su trabajo: “esta estatua es SIN-CERA” es decir que ésta era “pura”, “sin mezcla” de modo que no había nada que ocultar… lo que uno veía, ¡eso era!
Queridos amigos, seamos como las estatuas originales, SINCEROS, AUTÉNTICOS, SIN ENGAÑOS, NI APARIENCIAS.
¡Abrazos al corazón!
Alex Vales