¿Debemos sentirnos mal por los que sufren?

En la actualidad los habitantes del planeta Tierra han superado los 7  mil millones. Si aceptamos que desde una perspectiva individual todos somos co-creadores y observadores diferentes, no se me ocurre una manera en la que podamos ponernos de acuerdo mundialmente sobre cómo hemos de vivir. Personalmente creo que el mundo sería muy aburrido si todos pensáramos, sintiéramos y actuáramos del mismo modo y quisiéramos lo mismo.

 ¿Es posible experimentar alegría y felicidad cuando hay en el mundo tanta gente sufriendo?

Es muy común que cuando algo bueno nos pasa, deseemos que a los demás les pase lo mismo; y cuando sufrimos por alguna experiencia, tratemos de evitar esa experiencia en los demás para que no sufran. En ambos casos, si las demás personas actúan diferente de lo que esperamos y creemos que es mejor para ellos, experimentamos emociones como malestar, enojo y tristeza, entre otras y sufrimos.

Algunos ejemplos:

Me enoja que tantas mujeres sufran la violencia de género o cualquier tipo de violencia y sufro por ello

Me pone triste ver tanta gente enferma sin poder acceder a un buen sistema de salud y sufro por ello

Me siento mal cuando veo personas obesas, sobre todo si son niños o adolescentes y sufro por ello

Desde el punto de vista vibratorio, y según nuestro Sistema Guía Emocional, nos sentimos mal cuando nuestra atención está puesta en algo que no deseamos, y nos sentimos bien cuando volvemos nuestra atención a algo que deseamos. Trasladar nuestra atención de algo que no deseamos a algo que sí deseamos que ocurra, no sólo disminuirá nuestro malestar y sufrimiento sino que ayudará a sentirnos cada vez mejor y experimentar emociones tales como interés, alegría, entusiasmo y felicidad, entre otras.

¿Entonces, debemos sentirnos mal por los que sufren?

Según los últimos avances científicos en el campo experimental de la física cuántica (Ver «Experimento de la doble ranura«), los seres humanos contribuimos a manifestar aquello en lo que enfocamos nuestra atención consciente. Dicho en otras palabras, prestar atención consciente al sufrimiento de los demás, contribuye a crearlo y además nos provoca malestar y sufrimiento.

Sentirnos mal por lo que les ocurre a los demás o enojarnos con ellos, no les sirve de nada para cambiar o mejorar su situación. No podemos controlar las circunstancias de las vidas de los demás, y si de verdad deseamos ser felices y contribuir al bienestar de los demás, debemos aprender a quitar nuestra atención del sufrimiento ajeno.

Entonces, tu trabajo, tu valor para las personas que sufren y para ti mismo, es conceder tu atención consciente a lo mejor de ti mismo y de las personas y no a sus carencias o a las circunstancias desfavorables que las rodean.

¡Abrazos al corazón!
Alex Vales